lunes, noviembre 28, 2005

O R F A N D A D


Desemparadas
desconocidas
olvidadas
gimen las estrellas
desperdigadas a lo largo del camino
por un estúpido viandante
Uno que tardó centurias
en quebrar las cadenas
impuestas por impostores
para colocarse
las suyas propias
en cuestión de segundos

domingo, noviembre 27, 2005

E P I S O D I O


Se impactan en las paredes
quejumbrosas
sílabas pestilentes
y gangrenosas
sílabas que vociferan invectivas
sílabas
que ofrecen desazones

Vasos opacados
por labios infestados de alimañas
lloran lágrimas
de cera y serrucho
levantan los brazos
cubiertos
de pintura desfigurada
y rozan
los labios putrefactos
con sus jabalinas de glóbulos
negros

Vuelan las carcajadas
grotescas
clavando sus agujas
en las orejas
que no saben como hablar
como no saben
como oir

viernes, noviembre 04, 2005

I N T E R I O R


Adentro se escucha el plañido
de astrosos mancebos descalzos
que tomaron vidrios partidos
por adoquines de jacintos.

La carne es pabilo encendido,
el alma, vela ensangrentada.

Adentro las costras reniegan
su estado de inservible ripio,
quieren coger de nuevo el tallo
en donde eran lozana fibra.

La carne es pabilo encendido,
el alma, vela ensangrentada.

Adentro los pinzones chocan
sus trinos de liana volante;
trinos adornados con hoces
para herir la lengua del río.

La carne es pabilo encendido,
el alma, vela ensangrentada.

Adentro los niños descanzan,
las costras beben clorofila,
los pinzones limpian cuchillas.
Adentro va a pescar afuera.

La carne es pabilo apagado,
el alma, vela demacrada.

I R Ó N I C O


La tarde se posa
en la mantequilla
de los edificios.
Cae. Solloza. Impreca.

Sacudiendo su agujereado estómago
el perro
a su acicalado vecino
saluda,
quien le contesta
con misiles de agua hirviendo.

La rosa, morena célula olvidada,
su aroma apabuyante
malbarata
alos mezquinos intereses
del viento
para conseguir,
acosta de sus pétalos denigrados,
la cura
para su desdeñado amigo,
el perro.

La tarde enfurruscada
ingurgita al perro
y acuchilla a la rosa.

C U A D R O


Van por la umbría corriente las tarántulas braseando
arrastrando tras de sí salamandras hematófagas.
Juntas, con los ojos empalados en platelmintos,
al esquilmado islote de vulpejas lleno llegan,
para refocilarse en el festín de hemoglobina
con hienas desdentadas y búhos con ezquisofrenia.

Degusta líbida saliva las yertas caderas
de muertas florecillas embolsadas en veneno,
con manifiestos de cresa alimenta a sus papilas,
con demandas de ataüdes soterra sus neuronas.

Moscas con extremidades de cucarachas bajan
a olisquear el vaho de uñas y corvas descuartizadas;
¡cuán amargas han de ser las arterias del desierto
que las moscas por las cañerías de la niebla escapan!

En brasas de agua iridiscente meditan jirafas,
el cuello encadenado a los colmillos de pirañas,
la trompa proscrita por ordenanza del silencio,
las patas atascadas en las bocas del pasado.
En brasas de agua iridiscente sucumben jirafas.

Sesos purulentos aguardan parvadas de cuervos,
macabros, inquietos, deseosos, locos, excitados.
Llevan en sus alas las estatuas del desencanto:
fotografías eternas del eterno desengaño.

Todo se reduce a un híbrido espasmo alucinante,
todo se concreta en una tarde desempolvada.

... Sesos purulentos aguardan parvadas de cuervos.