Tal como las matemáticas
no pueden ser concebidas sin el cero
así mi vida no puede explicarse
sin la poesía. Mis primeros pasos
fueron supervisados por Salomón,
mis primeras palabras fueron un eco vacilante
de las que me enseñó Fray Luis de León,
y no dejé de balbucear hasta que me reconvinieron
con voz perenne y sabia Homero y Virgilio.
Mi ideal es la belleza.
La belleza que se contrapone a la vulgaridad,
a la monotonía de una vida sin sentido.
Mi ideal es la belleza, la poesía la senda
que me conduce a sus linderos. ¡Vivo
poesía!
A qué los ojos si no pudiera ver poesía;
a qué los oídos si no pudiera escuchar poesía;
a qué la boca si no pudiera gustar poesía;
a qué la piel si no pudiera sentir poesía.
A qué la vida si no pudiera vivir poesía.
La poesía es mi naturaleza,
¿quién podrá contra ella?,
¿quién podrá sofocarla?,
¿quién podrá amordazarla?
Cuanto soy resuma poesía.
Quien no la entiende
nunca llegará a entenderme
ni tampoco entenderá la vida
la muerte, el tiempo, el vacío,
la soledad, la alegría, el miedo,
la sevicia, el dolor, el hastío;
la muerte, la vida.
Tal como el universo
no puede entenderse sin sus leyes
así yo no puedo ser interpretado
sin la poesía.