Vulnerables
ante el tiempo y su número
nuestras
alas binarias nunca frenan
su
agitado trajín, deben llevarnos
a
los faros que nos cuecen los ojos.
No
queremos saber qué es lo que pasa
con
las nubes que fueron clausuradas;
tan
pronto como el sol en la flor llueve
en
el bunker virtual nos ocultamos.
Vulnerables,
pero a la vez violentos
desafiamos
al tiempo, lo insultamos;
somos
Goliat a David enfrentado,
vano
árbol que se mofa del hacha.
Cuando
las alas nos sean arrancadas
habremos
de extrañar sus algoritmos.
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